¿Sabíais que en el teatro griego, ‘persona’ (πρόσωπον) se refería a la máscara que llevaba el actor? Según el personaje al que representaban, los actores llevaban una máscara u otra, con diferentes peinados, maquillaje, etc. Los alumnos de Year 3, han participado este mes en un divertido e interesante taller sobre la antigua Grecia como apoyo a sus clases de Humanities. En este caso, los estudiantes usaron arcilla para poder crear una réplica de una máscara de teatro de la antigua Grecia.
Para algunos expertos, el teatro griego es uno de los máximos exponentes de todo lo que nuestra sociedad le debe a la cultura de la Grecia clásica, y su influencia la podemos ver incluso en nuestros días. El Teatro (del griego: θέατρον, theátron «lugar para contemplar») floreció en la antigua Grecia entre 550 a.C. y 220 a.C., y los espectáculos se daban en un espacio semicircular al aire libre llamado orchestra, en el que se ejecutaban una gran variedad de espectáculos artísticos (danzas, recitados, y piezas musicales), hasta eventos cívicos y religiosos. Allí se presentaron por primera vez los géneros del drama, la comedia y la tragedia.
Al principio, cuando las representaciones eran sobre todo actos religiosos, los actores griegos utilizaban máscaras o bien ocultaban su rostro con barro o azafrán porque el hecho de ocultar la cara era también un ritual en sí mismo. Más tarde, cuando el teatro fue teatro, la máscara permitía al tal actor transformarse en diferentes personajes, porque normalmente sólo había tres actores para representar las obras, y no podían ser mujeres: había máscaras de viejos, de jóvenes, mujeres, etc. Con el tiempo, los artesanos consiguieron verdadero realismo en las caretas.
Además, la máscara poseía unas enormes dimensiones para que fuera mucho más visible al público y para, junto con los coturnos (zancos), guardar la proporción entre las diferentes filas de asientos. Las máscaras también podían servir de "megáfono" aumentando la voz del actor.